Carolina Sadurní
Gerente
Hospital Veterinari Desvern
A veces tengo la sensación de que el sector veterinario se pasa la vida intentando reinventar la rueda, sin inspirarse en lo que ya ha funcionado en otros sectores que van por la versión 4.0. Nos enfocamos en soluciones propias, sin mirar fuera. ¿Qué veterinario compara su negocio con un bufete de abogados? ¿O con una clínica de ortodoncia que ha triunfado fidelizando al pueblo entero? Y, sin embargo, muchos de los avances que nos hacen falta ya existen, solo que en otro sitio.
La transformación digital es uno de esos aprendizajes que podríamos —y deberíamos— importar. Es, directamente, la posibilidad de hacer más con menos drama, avanzar con pasos de elefante, en lugar de seguir dando pasos de hormiguita.
El punto de partida. ¿Tan atrás estamos?
Pues sí, señores. Según datos del McKinsey Global Institute, el sector de la veterinaria —dentro del ámbito salud— está entre los sectores más digitalmente rezagados. ¡Compartimos banquillo con la administración pública! ¿Y no nos alerta? ¿Por qué seguimos tratando el marketing o la modernización como “gastos” en lugar de como inversiones inteligentes? ¿Por qué no dirigimos parte de nuestros esfuerzos hacia la profesionalización del sector?
La disrupción digital: una oportunidad para adelantarte
Vamos a eso de que lo digital está cambiando las reglas del juego. Negocios grandes, con años de historia, están siendo superados por pequeñas empresas más ágiles, que adoptan la tecnología con rapidez y se adaptan al cambio sin miedo. ¿Y sabes qué tienen en común muchas de esas pequeñas empresas ganadoras? Que se digitalizaron a tiempo.
En el mundo veterinario, lo mismo ocurre: si una clínica quiere seguir siendo competitiva y no quedarse atrás, debe abrazar la transformación digital como parte esencial de su estrategia. No se trata solo de “modernizarse”, sino de tomar decisiones inteligentes que te permitan ofrecer un mejor servicio, trabajar con más eficacia y conectar mejor con tus clientes.
Hay quienes creen que con esfuerzo clínico basta. Otros se enfocan en la experiencia del cliente o incluso en la experiencia del equipo. Y es cierto: todos esos pilares son fundamentales. Pero, incluso gestionando bien esos aspectos, llega un punto en que toca optimizar.
Y optimizar no es una palabra vacía: significa ganar tiempo, ser más eficiente, mejorar resultados sin exprimir más al equipo. Requiere análisis, pero es mucho más sencillo cuando nuestros procesos están digitalizados.
Este artículo recoge cómo la transformación digital —bien aplicada— puede convertirse en un motor real de crecimiento, eficiencia y satisfacción. Cuando convertimos nuestro negocio en datos digitales empezamos a jugar con otras reglas: se nos abren las puertas hacia la automatización de procesos, el análisis de patrones y, sobre todo, permite anticiparnos a lo que viene. Ya no reaccionamos: nos adelantamos.
Inteligencia artificial y analítica predictiva
La incorporación de la IA, para mí, es como haber encontrado la lámpara del genio en la Cueva de las Maravillas. Es la respuesta automática y sin errores a miles de preguntas que en algún momento me hago y, reconócelo, nos hacemos todos.
Vale, vale, mucha IA, pero ¿te preguntas realmente qué puede hacer por ti?
Imagínate saber de antemano cuándo bajará la demanda de citas y poder ajustar los horarios de equipo de forma correspondiente. O predecir qué clientes están a punto de abandonar y automatizar estrategias de retención. O incluso identificar cuáles son los tratamientos más rentables y menos utilizados. ¿Y si el marketing fuera diseñado específica y automáticamente para cada cliente según su historial y comportamiento? Cada día generamos datos: consultas, diagnósticos, visitas, compras, cancelaciones. Lo que la IA hace es leer esos datos y convertirlos en decisiones inteligentes.
La IA no viene a sustituir el criterio del veterinario. Viene a potenciarlo con información de calidad. No solo crece el pastel, sino también la sofisticación de sus ingredientes. Son incontables las herramientas que hay disponibles actualmente para optimizar procesos. ¡Ojo! No hace falta tenerlas todas, sino saber cuáles necesitas según el momento que está viviendo tu clínica. Y, sobre todo, empezar a usarlas.
Presencia digital: la puerta de entrada a la nueva veterinaria
Hoy en día, antes de llamar, antes de preguntar a un amigo, lo primero que hace alguien que busca una clínica veterinaria es abrir el móvil y teclear en Google. Y ahí empieza todo. ¿Aparece tu clínica? ¿Se ve bien? ¿Inspira confianza? Porque, aunque suene fuerte, si no estás en Internet, para muchos simplemente no existes.
¿Y qué pasa con las que sí lo hacen bien? Pues que ganan. De media, aumentan un 20 % la captación de nuevos clientes y mejoran sus ingresos anuales entre un 15 y un 25 %. No está nada mal para algo que no requiere bisturí ni guardias de fin de semana.
Más de la mitad de las clínicas tienen una web activa y un perfil de Google, pero el contenido está desactualizado, muy pocos trabajan bien el SEO o han incorporado plugins que la hagan más dinámica, fácil de usar y, sobre todo, útil. También están en redes sociales, especialmente en Facebook. El problema es que muchas tienen un perfil que parece abandonado: una foto antigua, publicaciones esporádicas, sin responder mensajes, etc.
Una cuenta activa, bien llevada, con contenido útil y cercano, puede multiplicar el engagement hasta por tres. Y no solo sirve para atraer, sino para fidelizar. La gente joven —y no tan joven— confía más en marcas que ve, lee y con las que interactúa online. Ahí puedes demostrar quién eres antes de que alguien entre por la puerta.
Y, mientras tanto, fuera de aquí, nos sacan ventaja. En países como Estados Unidos o Reino Unido, la mayoría de las clínicas ya tiene una web conectada con su sistema de gestión: permiten pedir cita online, envían recordatorios automáticos, y hasta ofrecen acceso al historial médico de la mascota. ¿El resultado? Un aumento de más del 40 % en la satisfacción del cliente.
Publicidad digital: la inversión que sí devuelve
Invertir en publicidad digital (anuncios en Google, Instagram, etc.) no es un gasto, es una apuesta inteligente cuya rentabilidad ya ha sido probada en España. Aproximadamente el 86 % de las pymes en España utilizan publicidad digital para captar nuevos clientes, y cerca del 81 % considera que esta inversión les ha ayudado a crecer. ¿Creéis que la veterinaria anda en estas cifras?
Gracias a la digitalización y el cruce de los datos, ya no hablamos de gastar una fortuna en poner un anuncio de radio cada 15 minutos. Hablamos de poner tu clínica frente a quien te necesita en el momento justo. Ese es el poder de los datos.
Las clínicas que lo hacen bien ya lo saben: el retorno es real. Más visibilidad, más clientes, más ingresos. Según distintas agencias especializadas, una campaña bien optimizada puede generar un coste por adquisición (CPA) competitivo —es decir, traer un nuevo cliente por un coste razonable— con un retorno que suele superar el ROAS 2:1 (por cada euro invertido, se obtienen al menos dos de beneficio).
En resumen: esto ya no va de tener presupuesto, sino de tener estrategia.
Experiencia del cliente y fidelización: cómo estar presente incluso cuando no estás
Estamos en la era de la inmediatez. La edad media de los tutores de mascotas en España ronda los 36 años. Es un público joven, conectado, que usa el móvil para comprar, reservar, comparar, informarse, etc. ¿No creéis que esperarán lo mismo de su veterinario? Quieren encontrar un hueco para visitar a su perro ese mismo día, tener acceso a su historial de manera inmediata y tener la factura tal y como salen por la puerta.
Si queremos hacer crecer nuestras clínicas, captar nuevos clientes y mantener a los que ya confían en nosotros, la experiencia tiene que ser excelente en todos los puntos de contacto. Desde la primera búsqueda en Google hasta la revisión posquirúrgica. Todo suma. Todo cuenta.
Según encuestas de Vetstoria, el 86 % de los tutores valora positivamente la posibilidad de reservar citas en cualquier momento desde su móvil, y aun así seguimos dejando que se esperen minutos enteros al teléfono. El Pet Parent Research Report 2025 revela que el 87 % valora recibir recordatorios automáticos a pesar de casi el 60 % de los clientes no los recibe. Pero lo más llamativo es esto: entre un 31 % de los clientes estarían dispuestos a cambiar de clínica si su experiencia digital no les convence, cifra que sube hasta el 40 % entre los más jóvenes.
Estas cifras dejan algo claro: digitalizarse ya no es una ventaja, es una necesidad para mantener a los clientes cerca. No hablamos solo de atención médica, sino de cómo se sienten desde el primer clic.
Las herramientas existen: recordatorios automáticos, CRM específicos para veterinaria, plataformas de comunicación que te permiten enviar mensajes personalizados, felicitaciones de cumpleaños (sí, para los perros también) o notificaciones sobre campañas de vacunación.
Mentalicémonos de que fidelizar no es solo “dar buen trato en consulta”, sino mantenerse presente, disponible y cercano, también cuando el cliente no está en la clínica.
Tu cliente ya vive en digital. ¿Y tú?
Experiencia del equipo: trabajar mejor también es retener talento
Quizá hay una parte de la conversación que estamos pasando por alto: ¿Y si la digitalización no solo puede mejorar lo que vive el cliente, sino también la vida del equipo?
Las nuevas generaciones de veterinarios y ATV han crecido en un entorno digital. ¿Por qué, entonces, llegan a un entorno profesional donde aún se imprimen fichas, se agendan citas a mano o se duplican tareas administrativas? Una encuesta global de Veterinary Focus reveló que más del 40 % de los veterinarios identifica la carga administrativa como su principal dificultad en el día a día profesional. ¿Por qué no esforzarnos en encontrar una solución para aliviar esa carga?
¿Te imaginas una recepción con un 30 % menos de llamadas? ¿Quién no querría que se incluyeran automáticamente los conceptos en la factura sin olvidarse de nada? El objetivo tiene que ser recibir bombones de un cliente porque “os preocupasteis mucho de su perrito” mientras que en realidad todo lo que hiciste fue automatizar mensajes de seguimiento posquirúrgico.
Todo eso tiene un impacto directo en el equipo: menos estrés, más orden, más tiempo. Un entorno donde el flujo de trabajo está claro, donde hay herramientas modernas, donde no se pierde tiempo en tareas repetitivas, etc. es un entorno donde la gente quiere quedarse.
La digitalización no es solo una cuestión de eficiencia o de clientes. Es también una apuesta por el bienestar del equipo, por atraer talento joven y por construir clínicas sostenibles, no solo en lo económico, sino en lo humano. Así que la próxima vez que pensemos en cómo motivar a nuestro personal o en cómo atraer a los mejores, quizá la respuesta no esté (solo) en subir sueldos, sino en modernizar cómo se trabaja. Porque trabajar en veterinaria ya es suficientemente duro. Lo mínimo es que las herramientas estén de nuestro lado.
Compliance legal: tranquilidad digital
Lo sabemos: hablar de compliance legal no enciende pasiones. Nadie abre una clínica veterinaria soñando con archivadores, firmas y normativas del RGPD. Pero, justo por eso, vale la pena digitalizar esta parte cuanto antes: porque, cuando falla, es cuando arde.
¿Te suena esto? Carpetas reventadas de formularios firmados a mano, papeles sueltos con firmas medio borrosas, consentimientos que “deberían estar por ahí”, etc.
Con herramientas digitales puedes obtener firmas electrónicas legales y seguras en el mismo momento de la visita, guardar y organizar automáticamente todos los consentimientos en la ficha del paciente y tener trazabilidad clara de qué se firmó, cuándo y por quién.
Y no solo es más cómodo. Es obligatorio. El cumplimiento del RGPD no es opcional, y aún hoy genera muchas dudas: ¿Puedes enviar recordatorios sin consentimiento? ¿Dónde se guardan los datos médicos? ¿Está tu base de datos bien protegida? Las plataformas digitales te permiten automatizar esos consentimientos, asegurar el almacenamiento correcto de la información y evitarte más de un dolor de cabeza (o una sanción).
Y no termina ahí. ¿Mantenimiento de equipos? ¿PRL? ¿Certificados? ¿Calibraciones? Un sistema digital te permite registrar fechas de inspección y recibir alertas antes de que caduquen, tener todo el historial técnico de los equipos en un solo clic es el sueño de cualquiera que ande un poco flojo de memoria.
Porque sí: esto puede sonar “poco sexy”, hasta que un día tienes una inspección. Todo más ágil, más profesional y, sobre todo, más seguro. Y si en algún momento hay una inspección o una queja, tener todo digitalizado es sinónimo de trazabilidad, orden y tranquilidad jurídica.
Eficiencia operativa: menos tiempo, mejores resultados
Toda clínica lo ha vivido: el caos de última hora para terminar la documentación, los post-its volando por la recepción, las llamadas de clientes confundidos pidiendo aclaraciones. A simple vista, puede parecer parte del día a día de una clínica con mucho movimiento. Pero, al tener a tu equipo atrapado en tareas de poco impacto, tu clínica no solo pierde tiempo: pierde rentabilidad, eficiencia y proyección.
Imagina una recepción que no colapsa por cinco llamadas simultáneas, sino que confirma citas automáticamente, responde mensajes por WhatsApp con IA y deja a la recepcionista tiempo para cuidar a los tutores. Redactar las notas clínicas, los informes de alta, actualizar las facturas o el seguimiento de pacientes también puede consumir silenciosamente varias horas cada día. Gran parte de estas tareas aún se realiza de forma manual, lo que genera ineficiencias que afectan tanto a la productividad como a la rentabilidad. El personal termina adaptándose a los sistemas, en lugar de que los sistemas trabajen a su favor.
¿Y todavía no sabes qué es lo que un buen software y otras herramientas digitales pueden hacer por ti?
- Reducir hasta un 30 % del tiempo dedicado a tareas administrativas. ¡Hablamos de 10 h a la semana por persona!
- Disminuir errores en historiales médicos en un 40 %.
- Mejorar el control de stock: disminución del 90 % de los errores y ahorro del 8 % del coste anualmente.
- Detección automática de fugas económicas.
- Automatizando pagos y facturación se reduce la morosidad.
- Integración con laboratorios y equipos diagnósticos automático.
- Reduces cancelaciones de citas con recordatorios automáticos hasta un 40 %.
- Tomas decisiones con datos reales, no con suposiciones.
- Reducción de costes operativos del 10–15 % sin afectar la calidad del servicio.
Todo eso reduce el coste operativo, libera presupuesto para mejorar otras áreas (como marketing o formación), y hace que el negocio sea más sostenible en el tiempo. No se trata solo de facturar más. Se trata de hacer más rentable lo que ya haces.
Conclusión
¿Y si dejamos de resistirnos y empezamos a adaptarnos?
No se trata de volverse una empresa “hipertecnológica” de la noche a la mañana. Se trata de entender que la digitalización es parte del camino para profesionalizar el sector, mejorar la experiencia del cliente y, de paso, también la del equipo.
Así que la pregunta no es si debemos digitalizarnos. La pregunta real es: ¿a qué estamos esperando?
Invertir en digitalización hoy es sembrar la sostenibilidad y relevancia de las clínicas del mañana. Como veterinarios y gestores, tenemos la responsabilidad de liderar este cambio y asegurar que nuestras clínicas estén preparadas para el futuro que ya ha comenzado.
Digitalizarse no es un lujo, es una oportunidad.
Bibliografía: descargar