Rosana Álvarez Bueno
DVM, MSc, Acred. AVEPA Medicina del comportamiento
Etolia Etología veterinaria
www.etologiaveterinaria.net
El estrés experimentado por los gatos durante las visitas veterinarias representa un grave problema que compromete su bienestar, dificulta la evaluación diagnóstica, afecta la precisión del tratamiento y puede poner en riesgo la seguridad del personal clínico y del propio animal. La comprensión de la conducta felina, la fisiopatología del estrés y la implementación de estrategias multimodales basadas en la evidencia son determinantes para reducir la ansiedad y el miedo en el entorno clínico.
Este artículo revisa las causas específicas del estrés felino en la clínica, los métodos para su reconocimiento y evaluación, y detalla un enfoque integral para su manejo, abarcando desde la preparación pre-visita y el transporte, hasta la optimización del ambiente clínico, técnicas de manejo de bajo estrés (low-stress handling), y el uso de feromonas, nutracéuticos e intervenciones farmacológicas. La adopción de estas prácticas no solo mejora la experiencia del paciente felino y su familia, sino que también eleva la calidad de la atención veterinaria y fomenta una relación más sólida y de confianza con los clientes.
Introducción
Los gatos son una de las especies de compañía más populares a nivel mundial; sin embargo, sus visitas al veterinario son a menudo menos frecuentes que las de los perros1. Una barrera significativa reportada por los tutores es la dificultad y el estrés asociados con el transporte y la propia visita clínica2,3. El entorno veterinario, inherentemente novedoso y lleno de estímulos potencialmente aversivos (olores, sonidos, presencia de otros animales y personas desconocidas, manipulación), activa respuestas de miedo y ansiedad en la mayoría de los gatos4.
El estrés agudo o crónico no es solo una cuestión de bienestar animal, sino que tiene implicaciones clínicas directas. Puede:
- Alterar parámetros fisiológicos (frecuencia cardiaca y respiratoria, presión arterial, temperatura, glucemia, cortisol), dificultando la interpretación de pruebas diagnósticas5,6.
- Aumentar el riesgo de lesiones para el personal veterinario y el propio gato debido a reacciones defensivas (agresión, intentos de escape)7.
- Dificultar o impedir un examen físico completo y la realización de procedimientos diagnósticos o terapéuticos.
- Impactar negativamente la relación tutor-gato y tutor-clínica, disminuyendo la probabilidad de futuras visitas y el cumplimiento terapéutico2.
- Exacerbar condiciones médicas subyacentes, como la cistitis idiopática felina (CIF)8.
Por ello, la implementación proactiva de estrategias para prevenir y reducir el estrés felino en la clínica es un componente esencial de la medicina veterinaria moderna y de alta calidad. Iniciativas como los programas “Cat Friendly Practice” de la American Association of Feline Practitioners (AAFP)9 y “Fear Free Pets”10 han impulsado la adopción de enfoques basados en la evidencia para crear experiencias veterinarias más positivas para los gatos.
Fisiopatología y reconocimiento del estrés felino
El estrés es una respuesta fisiológica y psicológica a un estresor percibido, que activa principalmente dos sistemas: el sistema nervioso simpático (respuesta de “lucha o huida”) y el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal (HPA)11. Esto se traduce en la liberación de catecolaminas (adrenalina, noradrenalina) y glucocorticoides (cortisol), generando cambios conductuales y fisiológicos observables.
Identificación de signos de estrés/miedo/ansiedad (FAS)
Es esencial que todo el equipo veterinario esté capacitado para reconocer estos signos, que pueden variar desde muy sutiles hasta extremadamente obvios. Se pueden clasificar según su intensidad4,7,12:
- Signos sutiles/tempranos (bajo nivel de estrés): lamido de labios, bostezo (fuera de contexto de sueño), respiración superficial y rápida, pupilas ligeramente dilatadas, orejas rotadas lateralmente, cuerpo tenso, pero aún dispuesto a explorar mínimamente, evitación sutil del contacto visual o físico, posible disminución del apetito por premios.
- Signos moderados: inmovilidad (“freezing”), postura agachada, cola pegada al cuerpo o moviéndose rápidamente en la base, pupilas dilatadas, orejas aplanadas hacia los lados o hacia atrás, tensión muscular evidente, respiración rápida y superficial, vocalizaciones (gruñidos bajos, siseos intermitentes), intento activo de esconderse.
- Signos graves (alto nivel de estrés/pánico): postura muy agachada o tumbado lateralmente con rigidez, pupilas completamente dilatadas, orejas totalmente aplanadas, piloerección, siseos fuertes, gruñidos, bufidos, intentos de escape frenéticos, agresión defensiva (arañazos, mordiscos), micción/defecación involuntaria, salivación excesiva, temblores.
Factores desencadenantes específicos en el entorno veterinario
Identificar los estresores específicos permite implementar medidas preventivas y de manejo dirigidas4,14:
- Transporte: el transportín (asociado a experiencias negativas), el movimiento del vehículo, los ruidos y olores del exterior.
- Entorno clínico novedoso: arquitectura, superficies, olores (desinfectantes, otros animales, feromonas de alarma), sonidos (teléfonos, ladridos, equipos médicos).
- Presencia de otros animales: especialmente perros, pero también otros gatos estresados, cuyos olores y sonidos son amenazantes.
- Personas desconocidas: el personal veterinario y otros clientes.
- Manipulación y contención: ser sacado del transportín, sujetado, examinado, sometido a procedimientos (toma de temperatura, vacunación, extracción de sangre).
- Dolor o malestar: procedimientos potencialmente dolorosos o la propia enfermedad subyacente.
Estrategias multimodales para el manejo del estrés felino
Un enfoque exitoso requiere la combinación de múltiples estrategias aplicadas antes, durante y después de la visita.
Preparación pre-visita y educación del tutor
La gestión del estrés comienza en casa. Es fundamental educar a las familias sobre los siguientes aspectos2,9,15.
Habituación al transportín
Se recomienda convertir el transportín en un lugar seguro y familiar en casa, dejándolo accesible permanentemente con ropa de cama cómoda, juguetes y premios. Utilizar modelos desmontables (parte superior e inferior) facilita la entrada y salida y permite examinar al gato en la base del transportín en la clínica.
Entrenamiento para el transporte
Realizar viajes cortos y positivos en coche (sin ir necesariamente al veterinario) ayuda a desensibilizar al gato.
Uso de feromonas sintéticas
Rociar el transportín con un análogo de la feromona facial felina (F3) 30 minutos antes de introducir al gato puede reducir el estrés del viaje y la visita16,17.
Minimización del estrés antes de salir
Evitar persecuciones para meter al gato en el transportín. Planificar con tiempo.
Ayuno adecuado
Se deben seguir las indicaciones para procedimientos, pero hay que asegurarse de que el gato no esté excesivamente hambriento, ya que esto puede aumentar la irritabilidad. El uso de premios de alto valor en la clínica es una herramienta clave.
Consideración de ansiolíticos pre-visita
Para gatos con historial conocido de síndrome de ansiedad felina (FAS) grave, la administración oral de ansiolíticos antes de la visita es una estrategia altamente efectiva y recomendada18:
- Gabapentina: ampliamente utilizada por su perfil de seguridad y eficacia. Dosis de 100-200 mg por gato (o 10-20 mg/kg) administradas 1,5-3 horas antes de la visita han demostrado reducir significativamente los signos de estrés y mejorar la cooperación durante el examen y el transporte19,20,21. Es importante ajustar la dosis individualmente y considerar posibles efectos sedantes.
- Pregabalina: la pregabalina 5 mg/kg en una sola dosis oral alivia la ansiedad y el miedo relacionados con el transporte y las visitas veterinarias, proporcionando así ayuda práctica tanto para los tutores como para los veterinarios para permitir un manejo amable y mejorar el bienestar19.
- Trazodona: otra opción eficaz, a menudo utilizada en dosis de 50-100 mg por gato (o 5-10 mg/kg) 1-2 horas antes18,23. Puede combinarse con gabapentina en casos refractarios bajo supervisión veterinaria.
- Otros: benzodiazepinas (alprazolam, lorazepam) pueden ser útiles por su rápido inicio de acción, pero presentan riesgos de desinhibición paradójica de la agresión y amnesia anterógrada que podría dificultar el aprendizaje positivo18. Su uso debe ser cauteloso. La acepromacina no se recomienda como agente único por su falta de propiedades ansiolíticas y por el riesgo de hipotensión e hipotermia4.
Manejo durante el transporte
- Cubrir el transportín: una toalla o manta sobre el transportín reduce la estimulación visual y crea un entorno más oscuro y seguro.
- Sujeción segura: asegurar el transportín en el coche para evitar deslizamientos o caídas.
- Conducción suave: evitar aceleraciones, frenazos y giros bruscos. Minimizar el volumen de la radio.
Optimización del entorno clínico (cat friendly clinic)
Sala de espera9,14
- Separación visual y auditiva: idealmente, disponer de una sala de espera exclusiva para gatos o, como mínimo, crear barreras visuales (plantas, mamparas) y zonas elevadas (estanterías) para colocar los transportines, alejados del suelo y de la vista directa de perros u otros gatos.
- Reducción de ruido: minimizar timbres fuertes, conversaciones en voz alta, ladridos (gestionar activamente la presencia de perros).
- Olores: usar limpiadores de olor neutro. Utilizar difusores de feromona facial felina (F3) en la sala de espera y áreas de consulta/hospitalización17. Cubrir los transportines con toallas rociadas con feromonas.
- Tiempos de espera: minimizar la espera. Considerar citas programadas que eviten aglomeraciones o permitir a los tutores esperar en el coche hasta que la sala de consulta esté lista.
Sala de consulta4,9,14
- Diseño “Cat Friendly”: idealmente, salas exclusivas para gatos. Superficies no resbaladizas y cálidas. Proporcionar opciones para esconderse (caja de cartón, base del transportín cubierta).
- Preparación: tener todo el material necesario (termómetro, fonendo, vacunas, etc.) preparado antes de que entre el gato para minimizar movimientos y ruidos. Atenuar la iluminación si es posible. Cerrar puertas y ventanas.
- Permitir la aclimatación: darle tiempo al gato para salir voluntariamente del transportín (si es seguro y el gato no está en pánico). Abrir la puerta o desmontar la parte superior y dejar que explore o permanezca en la base si lo prefiere.
- Uso de feromonas: difusor de feromonas en la sala. Rociar toallas o superficies16,17.
- Manejo de olores: limpiar exhaustivamente entre pacientes, especialmente si el paciente anterior estaba estresado o era un perro.
Técnicas de manejo de bajo estrés (low-stress handling)
El objetivo es utilizar la mínima contención necesaria y basarse en la cooperación y el refuerzo positivo4,7,12,15:
- Aproximación calmada y lenta: hablar en voz baja y suave. Evitar el contacto visual directo y prolongado inicialmente. Moverse despacio.
- Observación continua: monitorizar constantemente el lenguaje corporal del gato y ajustar el manejo en consecuencia. Si los signos de FAS aumentan, detenerse, reevaluar y cambiar la estrategia (más tiempo, diferente técnica, uso de premios, considerar sedación/anestesia si es necesario para procedimientos).
- Examinar donde esté cómodo: si es posible, realizar parte del examen en la base del transportín, en el regazo del tutor (si el gato está relajado allí) o sobre una toalla en la mesa.
- Uso de toallas (“towel wraps”): proporcionan seguridad (similar a un abrazo) y controlan las extremidades y la cabeza de forma suave pero efectiva para procedimientos cortos (“burrito wrap”). Existen diferentes técnicas según la necesidad.
- Mínima contención: evitar la sujeción excesiva (“scruffing” o sujetar por el pellejo del cuello es controvertido y a menudo contraproducente, ya que puede aumentar el miedo y la agresión y no inmoviliza eficazmente7,24). Usar presión suave y soporte corporal en lugar de fuerza.
- Distracción: ofrecer comida muy palatable (latas de paté, pasta nutricional, premios líquidos) durante el examen o procedimientos menores puede ser muy efectivo.
- Control del entorno: realizar los procedimientos en un área tranquila. Asegurar que el gato no pueda escapar.
- “Considerate approach”: evaluar qué procedimientos son esenciales en esa visita y cuáles podrían posponerse si el gato está excesivamente estresado. Priorizar el bienestar a largo plazo y la relación con el cliente.
Uso adicional de feromonas y nutracéuticos
Además de la fracción F3 de las feromonas, la F4 puede ser útil en salas de espera o áreas de hospitalización para reducir la tensión social si hay varios gatos24. Nutracéuticos como la alfa-casozepina (derivado de la caseína de la leche)26 o L-teanina (aminoácido del té verde)27 pueden tener efectos calmantes, aunque la evidencia de su eficacia aguda en el entorno clínico es más limitada que la de los fármacos ansiolíticos y requieren administración crónica previa en muchos casos. Pueden ser un complemento útil en un plan multimodal.
Manejo del dolor
El dolor no reconocido o insuficientemente tratado es un potente estresor28. Por ello, es imperativo:
- Evaluar el dolor sistemáticamente: utilizar escalas de dolor validadas para felinos (ej. Feline Grimace Scale, UNESP-Botucatu).
- Analgesia preventiva: administrar analgésicos antes de los procedimientos potencialmente dolorosos.
- Analgesia multimodal: combinar diferentes clases de analgésicos (AINE, opioides, anestésicos locales, gabapentina/pregabalina– que también tiene propiedades analgésicas neuropáticas) para un control óptimo del dolor.
Hospitalización y procedimientos
Minimizar el estrés durante la hospitalización es vital para la recuperación4,9:
- Alojamiento: jaulas en zonas tranquilas, idealmente lejos de perros. Proporcionar escondites (caja, toalla), superficies cómodas y elevadas si es posible. Asegurar separación visual entre jaulas de gatos.
- Manejo consistente: asignar personal familiarizado con técnicas de bajo estrés. Minimizar el número de manipulaciones.
- Rutina: mantener horarios predecibles para alimentación, limpieza y tratamientos.
- Control ambiental: reducir ruido y luz (especialmente por la noche). Usar feromonas.
- Anestesia y sedación: utilizar protocolos que minimicen el estrés y proporcionen ansiolisis y analgesia adecuadas. Considerar premedicación ansiolítica incluso para pacientes hospitalizados antes de procedimientos o manipulaciones estresantes.
Beneficios del manejo de bajo estrés
La implementación consistente de estas estrategias conlleva múltiples beneficios4,7,9,10:
- Mejora del bienestar animal: reduce el sufrimiento mental/emocional del gato.
- Mayor precisión diagnóstica: obtención de parámetros fisiológicos más fiables y posibilidad de realizar exámenes más completos.
- Mayor seguridad: disminución del riesgo de mordeduras y arañazos para el personal.
- Mejora de la eficiencia: procedimientos más rápidos y fluidos con pacientes cooperativos.
- Aumento de la satisfacción y fidelización del cliente: los tutores valoran enormemente el cuidado sensible hacia sus animales.
- Mayor cumplimiento: tutores más dispuestos a acudir a revisiones y seguir tratamientos.
- Mejora de la satisfacción laboral: un entorno de trabajo más seguro y menos estresante para el equipo veterinario.
Conclusión
El manejo del estrés felino en la clínica veterinaria no es un lujo, sino una necesidad médica y ética. Requiere un compromiso de todo el equipo para comprender la perspectiva del gato y aplicar proactivamente un enfoque multimodal basado en la evidencia científica. Desde la educación de la familia y la preparación pre-visita (incluyendo el uso estratégico de ansiolíticos como la gabapentina/pregabalina), hasta la creación de un entorno físico y sensorial “Cat Friendly” y la aplicación de técnicas de manejo respetuosas y de bajo estrés, cada paso contribuye a transformar la experiencia veterinaria para los pacientes felinos. La inversión en formación del personal y en la adaptación de las instalaciones se traduce directamente en una mejor calidad de la atención, mayor seguridad, y relaciones más fuertes y duraderas con los clientes y sus gatos. Adoptar estas prácticas es fundamental para el avance de la medicina felina y el bienestar animal en el siglo XXI.
Recomendamos los recursos de AAFP/ISFM (catvets.com) y Fear Free Pets (fearfreepets.com).