La obesidad felina

La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en gatos experimenta un incremento progresivo de forma global, de modo que es considerada como la principal enfermedad nutricional en esta especie.
Enriquecimiento ambiental para gatos con torre.
Imagen 1. Enriquecimiento ambiental con torre.

Tristán Gascón Marchal1, Lucía Escobar Ropero2, Laura Navarro Combalía3, Jesús Manuel Aznar Aznar4, Araceli Loste Montoya5, Marta Borobia Frías6
1Graduado en Veterinaria, Universidad de Zaragoza
2Estudiante de doctorado Programa Medicina y Sanidad Animal, Universidad de Zaragoza; Veterinaria Generalista, Hospital Veterinario Valvet Unavets
3Profesora asociada. Doctora en Veterinaria. Departamento de Patología Animal. Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza
4Técnico superior veterinario en medicina interna, Hospital Veterinario de la Universidad de Zaragoza
5Profesora titular. Departamento de Patología Animal. Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza
6Profesora contratada doctora. Departamento de Patología Animal. Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza
Imágenes cedidas por los autores

La obesidad se define como un exceso de grasa corporal que supone un compromiso para la salud1. En la especie felina se considera sobrepeso el exceso de peso superior al 10 % con respeto al ideal, y obesidad el exceso superior al 20 %2. La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en gatos varía entre el 11,5 % y el 66 % según los países; además, experimenta un incremento progresivo de forma global, de modo que es considerada como la principal enfermedad nutricional en esta especie2.

La obesidad se produce como consecuencia de un consumo de calorías superior a las necesidades del individuo durante un periodo prolongado de tiempo1. En esta etiología aparentemente sencilla intervienen también una multitud de factores de riesgo que pueden ser intrínsecos, como la pertenencia a la raza común europea, el sexo macho y el estar esterilizado, o extrínsecos, relacionados con el propietario, un estilo de vida predominantemente en interiores o un ambiente poco estimulante y una alimentación ad libitum e hipercalórica1,3.

El tejido adiposo no es solo un almacén de grasa: es un órgano complejo y activo con acción endocrina e inflamatoria1. El exceso de tejido adiposo relacionado con la obesidad induce una desregulación hormonal del control del apetito, estimulándolo e inhibiendo la saciedad1. Por otra parte, las citoquinas inflamatorias liberadas por el tejido adiposo provocan un estado inflamatorio crónico de bajo grado, aunque este último aspecto no es tan importante en gatos como lo es en personas y en perros4.

Las consecuencias de la obesidad pueden tener un origen mecánico, relacionado con el propio aumento de peso corporal del paciente, metabólico, relacionado con las alteraciones endocrinas o inflamatorias previamente descritas, o pueden deberse a una combinación de ambos1. Las principales patologías asociadas a la obesidad en el gato son la resistencia a la insulina, la diabetes mellitus y las dislipidemias1,3. Pero la obesidad felina también se asocia con alteraciones ortopédicas, dermatológicas, nefrourinarias, y con un aumento del riesgo anestésico, entre otras1,3.

Evaluación nutricional y diagnóstico

El diagnóstico de la obesidad felina requiere una evaluación nutricional, la cual se considera el quinto signo vital y se divide en dos fases: la evaluación preliminar y la ampliada5,6.

La evaluación preliminar debería realizarse en cada consulta veterinaria y consiste en determinar el historial dietético y la condición corporal del paciente5,7. El historial dietético se establece mediante la anamnesis y pretende recoger toda la información acerca de lo que come el gato y en qué cantidad, incluyendo tipo de dieta, premios y suplementos, posibilidades de caza o de robar comida, etc., con el fin de determinar su ingestión calórica diaria7. También se incluye información relativa a su actividad física, su rutina de alimentación y su conducta alimentaria7.

En lo que respecta a la evaluación de la condición corporal, el índice de condición corporal (ICC) permite evaluar la masa grasa5,7. A partir del examen de la silueta corporal y de la palpación del posible tejido adiposo en costillas y caderas, se obtiene una valoración entre el 1 y el 9, donde el 5 es una condición ideal, el 1 un estado de delgadez extrema y el 9 un estado de obesidad grave (Infografía 1). Un gato se considera con sobrepeso a partir del 6 y obeso a partir del 86,7. Cada aumento de una unidad por encima del 5 indica un incremento del peso corporal del 10 al 15 % y del porcentaje de grasa del 5 %5. Es un método fácil de aprender, repetible, estandarizado a nivel internacional y que no requiere equipo específico. Sin embargo, tiene la limitación de que muchos pacientes en estados de obesidad excesiva pueden superar esta escala, por lo que pueden existir grandes variaciones de porcentaje de grasa entre los gatos con una condición de 96.

Puntuación de condición corporal para la especie felina
Infografía 1. Puntuación de condición corporal para la especie felina8

Existen otros métodos de evaluación de la condición corporal que se utilizan en combinación con el ICC. El peso corporal por sí solo no permite determinar el grado de obesidad, pero su registro es importante para detectar las variaciones de peso en el tiempo7. El índice de condición muscular (ICM) permite evaluar la masa muscular mediante la inspección y la palpación del cráneo, las escápulas, la columna vertebral y la pelvis; puede utilizarse la escala de 0 a 3 puntos en la cual un 0 indica una pérdida muscular grave y un 3 una conformación muscular normal9 o la escala cualitativa de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA)8 (Infografía 2). Puede tener utilidad para detectar gatos poco activos que presenten exceso de grasa con baja conformación muscular y para la monitorización de la pérdida de peso5. El índice de grasa corporal (IBF) valora el porcentaje de grasa corporal y permite la diferenciación de aquellos pacientes con un porcentaje de grasa alto (>45 %) que superan la escala del ICC5.

Infografía sobre la puntuación de condición muscular en gatos.
Infografía 2. Puntuación de condición muscular para la especie felina

Si en la evaluación preliminar se detectan factores de riesgo o una condición corporal fuera de lo ideal, se pasaría a la segunda fase de evaluación ampliada5. En el caso de la obesidad felina, esta incluye pruebas complementarias como análisis sanguíneos hematológicos y bioquímicos, análisis y cultivo de orina o ecografías para valorar posibles patologías asociadas o concurrentes2.

Tratamiento

Aspectos nutricionales

El primer paso para formular un plan de pérdida de peso es estimar el peso ideal del paciente, que se define como aquel peso que debería tener con una condición corporal de 5/92,5. El peso ideal de un gato se puede calcular con la siguiente fórmula, entre otras10: Peso ideal (kg) = [Peso actual (kg) x 100] / [100 + [(ICC – 5) x 10)].

Será necesario volver a evaluar el peso ideal a medida que avance la pérdida de peso, en especial en gatos con una condición corporal de 92.

El segundo paso es calcular la ración calórica diaria que tendrá que consumir el gato para conseguir una pérdida de peso; para ello, será necesario calcular las necesidades energéticas en reposo (RER) del paciente2. El RER corresponde a las necesidades energéticas para mantener las funciones vitales en reposo y se calcula utilizando la siguiente fórmula5:
RER = [Peso ideal (kg)]0,75 x 70.

Generalmente, la necesidad diaria de energía para perder peso es equivalente al 80 % del RER1; no obstante, se trata de una estimación que puede diferir de las necesidades energéticas reales del paciente. Este valor también se puede calcular en la especie felina con la siguiente fórmula5:
52 ± 4,9 kcal / peso ideal (kg)0,711 /día.

Por último, se debe elegir el tipo de dieta. Las dietas indicadas para pérdida de peso reducen la ingestión calórica, lo cual se puede conseguir reduciendo las cantidades de grasas, ya que favorecen la obesidad, pero siempre se debe priorizar la reducción de calorías antes de reducir nutrientes específicos11,12. Por otra parte, estas dietas deben ser saciantes, y para ello se necesitan cantidades elevadas en fibras y proteínas13. Estas últimas también tienen la función de ayudar a preservar la masa muscular durante la pérdida de peso13. En el caso del gato, las dietas húmedas son más saciantes y puede ser interesante administrar parte o la integridad de la dieta bajo este formato5.

Esta dieta se podría complementar con suplementos dietéticos como los ácidos grasos omega 3, la L-carnitina, los diacilgliceroles o la colina1,14-16. La gran mayoría de esos complementos necesitarían estudios adicionales para asegurar su eficacia, pero su efecto antiinflamatorio y/o antioxidante podría tener beneficios en la formulación de dietas para pérdida de peso1.

Como norma general se preconiza evitar la alimentación ad libitum, pero hay que adaptar la frecuencia de administración para cada gato con el objetivo de evitar el desarrollo de comportamientos no deseados relacionados con la comida17. Si se utiliza pienso seco se recomienda pesar el alimento en vez de utilizar vasos medidores, para reducir el grado de imprecisión2.

El uso de premios puede tener un papel importante en el vínculo tutor-mascota y ser un aspecto no negociable a la hora de formular un plan de pérdida de peso12,18. En estos casos, las calorías aportadas por estos premios se deben incluir dentro de la ración diaria, siempre y cuando no superen un 10 % de las necesidades energéticas diarias15. El veterinario también puede proponer premios bajos en calorías que el gato pueda apreciar, como vegetales o pequeñas porciones de la dieta principal, y animar el tutor a fomentar el vínculo con su gato con actividades alternativas a la administración de comida13,15.

La gestión de la obesidad en hogares multigato puede suponer un desafío a la hora de implantar un plan de pérdida de peso, ya que la convivencia de gatos con normopeso y otros con sobrepeso u obesidad puede dar lugar a conflictos19. Para evitar estas situaciones se recomienda impedir que el gato que sigue un plan de pérdida de peso tenga acceso a la comida del resto de los gatos, alimentando a los animales en habitaciones diferentes o en superficies elevadas15.

Actividad física y enriquecimiento ambiental

En el paciente felino, el enriquecimiento ambiental y la actividad física tienen un doble papel en el tratamiento de la obesidad, en especial en aquellos gatos que no tienen acceso al exterior: por un lado, aumentan el gasto calórico y preservan la masa muscular y, por otro, también disminuyen emociones como el aburrimiento o la ansiedad, que favorecen la ingestión de alimento13,19.

Incrementar la actividad física de un gato es difícil, pero se puede conseguir aumentando el juego, utilizando juguetes que permiten reproducir los comportamientos naturales de caza como las cañas de pescar o mediante el enriquecimiento del ambiente con circuitos compuestos por torres y túneles1,19 (imagen 1). Y dentro de lo posible se recomienda permitir un acceso al exterior, aunque sea en un espacio controlado como un jardín o una terraza1.

El enriquecimiento nutricional implica que el gato deba trabajar para obtener su comida, expresando su comportamiento natural de caza y facilitando así el cumplimiento del plan de pérdida de peso20. Esto se puede conseguir con el uso de comederos inteligentes o antivoracidad (imagen 2), los cuales pueden ser móviles o estáticos, dispensar comida húmeda o seca, y ser de fabricación casera o comprados en el mercado21. Existen de distintos niveles de dificultad para que puedan estar adaptados a las capacidades de todos los gatos20. Se deben introducir gradualmente en la rutina del gato, educando e informando a los tutores sobre su uso y su manejo21,22.

También se considera enriquecimiento nutricional repartir porciones de la comida en distintas localizaciones, lanzar pienso seco a distancia para que el gato lo vaya a buscar o situar la comida en superficies elevadas20.

Comedero comercial antivoracidad diseñado para la especie felina.
Imagen 2. Comedero comercial antivoracidad diseñado para la especie felina.

Implicación del tutor

Para llevar a cabo un plan de pérdida de peso, es esencial el compromiso del tutor, el cual se consigue gracias a una comunicación efectiva por parte del equipo veterinario15. Es importante que el tutor no se sienta juzgado o culpabilizado para mantener su compromiso y seguir las recomendaciones pautadas11,15. Asimismo, el veterinario debe entender las preocupaciones del tutor y las barreras a las que se enfrenta para explorar conjuntamente todas las opciones que se le presentan y educarle acerca de los beneficios y riesgos de cada una5,23.

Monitorización

La monitorización de la pérdida de peso es necesaria para controlar que el gato esté perdiendo peso adecuadamente, pero también para mantener la implicación del tutor en el tiempo, recalcando los beneficios que ha aportado el plan a corto plazo2. Las revisiones se deberían realizar cada 2 a 4 semanas en los primeros meses, y en estas se evaluarán el peso y la condición corporal, y a ser posible la condición muscular; en la anamnesis también se actualizará el historial dietético2,15.

En estas revisiones se tiene que valorar la velocidad de pérdida de peso, la cual debe ser lenta, entre 0,5 % – 2 % de pérdidas a la semana13. Para ello se puede calcular el porcentaje de pérdida de peso mediante las siguientes fórmulas2:

  • Pérdida total de peso (%) = [(Peso inicial – Peso actual) / Peso inicial] x 100
  • Pérdida semanal de peso (%) = Pérdida total de peso / nº semanas

Según los resultados obtenidos en esta monitorización, se deberá ajustar el plan. Como norma general, si la velocidad de pérdida de peso es demasiado alta, se debería añadir un 20 % de calorías a la ración; si es demasiado baja se deberían reducir entre un 10 % y un 20 %15. Una pérdida de peso demasiado rápida podría provocar una disminución de la masa muscular y una movilización excesiva de lípidos, lo cual aumentaría el riesgo de desarrollar una lipidosis hepática15,24.

Al finalizar el plan de pérdida de peso es necesario mantener un seguimiento para evitar un efecto rebote12. Esta monitorización empieza con un periodo de estabilización en el cual no se modifica la dieta y se revisa el peso corporal cada 2 semanas, ajustando la ración según las variaciones de peso hasta conseguir una estabilización del mismo. Una vez llegado a este punto se inicia la fase de mantenimiento, durante la cual se incrementa gradualmente el periodo entre cada revisión y se tomarán las decisiones adecuadas en caso de que se produzca un incremento del peso corporal2.

Prevención

Llevar a cabo un plan de pérdida de peso en un gato es complejo, por lo tanto, se recomienda un abordaje preventivo de esta patología12. Esto se consigue mediante la evaluación del peso y de la condición corporal en cada consulta desde las primeras semanas de vida del gato, una comunicación nutricional efectiva con el tutor, un ambiente enriquecido que fomente la actividad física y una nutrición adecuada. Para este último punto, la ración diaria se calcula según el RER y la dieta debe ser adaptada al estado fisiológico, en especial en el caso de los individuos esterilizados5.

Muchos tutores no son conscientes de que su gato tiene sobrepeso25,26; la subestimación de la condición corporal es un factor de riesgo para la obesidad, por lo cual es necesario educar a los tutores acerca de la evaluación de la condición corporal de sus gatos3.

El mantenimiento de un peso corporal sano tiene que empezar desde edades tempranas12. Se debería monitorizar el peso y la condición corporal del gatito mensualmente hasta que llegue a su peso adulto, alrededor de los 12 meses de edad, mediante el uso de curvas de crecimiento que permiten valorar el desarrollo correcto del animal11 (imagen 3).

Imagen 3. Curvas de crecimiento en gatitos hembra y macho27.

Nuevas perspectivas

Comederos automáticos

Los comederos automáticos (imagen 4) pueden facilitar la implantación de un plan de pérdida de peso, al repartir la ración diaria en varias porciones a distintos horarios del día, adaptándose al comportamiento alimentario del gato; además, disminuyen la asociación tutor-comida en el gato, reduciendo entonces el comportamiento de búsqueda continua de alimento20,28. Algunos de estos dispositivos incluso se activan con microchip; por lo tanto, podrían ser útiles en el caso de los hogares multigato20.

Comedero automático para gatos.
Imagen 4. Comedero automático.

Microbiota intestinal

Tanto el sobrepeso y la obesidad, como el propio proceso de pérdida de peso conllevan una modificación de la microbiota intestinal en el gato24,29. El uso de probióticos podría tener utilidad en el manejo de la obesidad; por ejemplo, la administración de bacterias acido-lácticas a gatos obesos parece promover el metabolismo y la absorción de grasas, disminuyendo su cantidad en sangre y permitiendo una pérdida de peso segura al reducir el riesgo de lipidosis hepática24,29,30. Asimismo, se está evaluando el uso de prebióticos, posbióticos y trasplantes fecales24. Se trata de un campo de investigación prometedor, pero aún se necesitan más estudios para demostrar su eficacia y su utilidad práctica en la clínica diaria24.

Manejo médico de la obesidad

Recientemente se ha aprobado el uso de fármacos para pérdida de peso en personas, que también podrían tener una futura aplicabilidad en animales de compañía31. Los agonistas de los receptores del péptido similar al glucagón (arGLP-1), inicialmente utilizados para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 por aumentar la secreción de insulina y disminuir la resistencia a ella, también mostraron un efecto saciante que produjo la pérdida de peso32. La exenatida es un arGLP-1 que ofrece buenos resultados en felinos para el tratamiento de la diabetes mellitus y de la obesidad, y no parece tener efectos secundarios32. Este fármaco se puede administrar mediante un implante que podría liberar el arGLP-1 durante un mes, permitiendo alcanzar y mantener una concentración plasmática de entre 1,5 ng/ml y 4 ng/ml, suficiente para inducir la pérdida de peso33. También existen otros fármacos en desarrollo que imitan o regulan las acciones anorexigénicas u orexigénicas de las hormonas de la obesidad y permitirían un manejo médico de esta enfermedad31.

El tratamiento médico debería ser un complemento a los protocolos de pérdida de peso “clásicos” más que un remplazo, para aquellos gatos en situaciones extremas, como con graves patologías asociadas o con una condición corporal que supera la escala del ICC32. Aun así, se necesitarían más estudios para evaluar el uso de estos fármacos en gatos y valorar su aplicabilidad clínica32.

Bibliografía
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