Las 7 ventajas inesperadas de ser una clínica veterinaria independiente (que nadie te cuenta)

El ejercicio independiente te permite construir algo que refleja quién eres y qué te importa, alinear tu negocio con tus valores personales y tomar decisiones ágiles, entre otras ventajas.
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Mike Valera
Coach y Consultor Veterinario
www.mikevalera.es

¿Sabes ese momento en que te miras al espejo a las 10 de la noche, después de cerrar tu clínica, con el pelo revuelto, manchas de no-quieres-saber-qué en la bata, y te preguntas «¿en qué diablos estaba pensando cuando decidí ser independiente?”.
Te entiendo perfectamente.

Esta mañana mi perro Dido me miró con esa cara de “¿otra vez vas a llegar tarde?” mientras yo respondía correos a las 6:30 h. Sí, esa vida de emprendedor veterinario que tanto glamur tiene en Instagram y tanta factura pasa a nuestras ojeras.

Pero aquí estoy, varios años después, para decirte algo que quizás necesitas oír urgentemente: ser una clínica independiente tiene ventajas brutales que compensan todo ese esfuerzo. Y no, no me refiero a esas tonterías que te cuentan en los seminarios de emprendimiento sobre “ser tu propio jefe” (como si tú no supieras que ahora tienes cientos de jefes: cada cliente que entra por la puerta).

Me refiero a ventajas reales que quizás ni siquiera has considerado mientras estás ahí, atrapada en el día a día, preguntándote si no habría sido más fácil fichar en un gran hospital y olvidarte de pelearte con proveedores, gestorías y clientas que te preguntan por WhatsApp a las tres de la madrugada si es normal que su gato estornude.

1.- Tienes libertad para mandar a paseo a clientes tóxicos (¡y qué liberación cuando lo haces!)

Vale, admitámoslo. Todos tenemos en nuestra cabeza ese cliente que nos provoca urticaria nada más ver su nombre en la agenda. Ese que te cuestiona cada decisión, que ha leído cuatro páginas de Google y cree saber más que tú, o que siempre encuentra el momento perfecto para llamarte, justo cuando estás cenando.
Cuando tienes una clínica independiente, tienes el poder divino de decidir con quién trabajas. Sí, has leído bien.

El otro día le comentaba a Susana, una veterinaria que asesoro: “¿Te imaginas poder decirle a Doña Puri, la de los 17 mensajes de voz diarios, que quizás encontraría mejor servicio en otra clínica?”. Se le iluminó la cara como si le hubiera revelado el secreto del universo.

En otras circunstancias, tendrías que sonreír y aguantar porque “el cliente siempre tiene la razón” y “hay que mantener los números”. En tu clínica, tú decides a quién quieres en tu tribu. Y créeme, construir una comunidad de clientes que valoran tu trabajo, respetan tus horarios y confían en tu criterio es uno de los placeres más grandes de ser independiente.

2.- Puedes implementar protocolos que realmente funcionan

¿Recuerdas cuando estudiabas y soñabas con aplicar todo ese conocimiento de la mejor manera posible? Pues cuando eres independiente, puedes crear protocolos clínicos basados en lo que tú consideras mejor medicina, no en lo que maximiza el beneficio por cliente.

Una amiga que trabajó en una gran cadena me contaba horrorizada cómo les “sugerían” insistentemente que recomendaran ciertos productos o servicios, independientemente de si el animal lo necesitaba o no. El famoso upselling llevado al mundo veterinario.

Con tu clínica independiente, si decides que todos tus pacientes geriátricos merecen un chequeo más exhaustivo, aunque te lleve más tiempo, ¡adelante! Si prefieres dedicar 30 minutos a educar a un propietario nuevo en lugar de los 15 que te “permitiría” un algoritmo de optimización, ¡nadie te lo impedirá!

El mes pasado implementé un nuevo protocolo de manejo del dolor en mi clínica que habría sido imposible aprobar en una corporación por el tiempo extra que requiere. La satisfacción de ver a esos animales recuperarse mejor no tiene precio. Y curiosamente, esos protocolos personalizados acaban siendo tu mejor publicidad.

3.- Tus decisiones se implementan a la velocidad de la luz

Esta es una de mis favoritas. Ayer por la mañana pensé: “Necesitamos más visibilidad para las limpiezas de boca”. Por la tarde, ya teníamos una campaña en marcha.

En una corporación, esa idea habría pasado por el comité de marketing, luego por el departamento financiero, después por el director regional, y para cuando hubiera sido aprobada, probablemente ya estaríamos en otra estación del año o, peor aún, ¡en otra tendencia de TikTok!

La agilidad es un superpoder de las clínicas independientes. Si detectas una necesidad, puedes reaccionar inmediatamente. Si algo no funciona, puedes pivotar sin tener que justificarlo en un informe de 20 páginas.

Y vamos a ser sinceros: esa capacidad de decisión rápida puede ser la diferencia entre aprovechar una oportunidad o perderla para siempre. Como aquella vez que organicé una jornada de puertas abiertas en 48 horas porque cancelaron un evento importante en mi zona. Resultado: 15 nuevos clientes fieles que siguen conmigo tres años después.

4.- Puedes crear tu propia cultura

La cultura de una clínica es como el carácter de una persona: marca toda la diferencia en cómo te sientes al final del día.
Marta, una veterinaria brillante que asesoré el año pasado, me confesó que su mayor frustración en la corporación donde trabajaba era tener que forzar una falsa alegría mientras atendía a 30 pacientes en jornadas maratonianas. “Me sentía como un robot con una sonrisa pintada”, me dijo.

Ahora, en su clínica independiente, ha creado un ambiente donde la prioridad es la calidad, no la cantidad. Su equipo tiene tiempo para respirar entre consultas, celebran los éxitos clínicos (por pequeños que sean) y han establecido un ritual de “café y descompresión” después de casos difíciles.

La cultura que creas impacta directamente en la experiencia del cliente. Cuando tu equipo se siente valorado y trabaja sin una presión aplastante, eso se transmite a las mascotas y sus tutores.

La diferencia es tan notoria que hasta los clientes la comentan.

Durante mis años asesorando clínicas, he visto cómo aquellas con una cultura auténtica, alineada con los valores reales de sus fundadores, prosperan incluso en mercados saturados. No es magia: es coherencia.

5.- Puedes especializarte y diferenciarte realmente

“¿Rehabilitación felina? Eso no tiene mercado suficiente”. “¿Un enfoque integrado con fisioterapia y nutrición? Demasiado nicho”.”¿Dermatología como especialidad principal? Mejor haz de todo un poco”.

Estos son comentarios reales que han recibido veterinarias antes de independizarse. La presión por ser generalistas y cubrir todo el espectro es enorme en las grandes estructuras.

Pero ¿sabes qué? La especialización es precisamente lo que puede hacer destacar a una clínica independiente en un mar de servicios genéricos.

Ana, una cliente mía, decidió especializarse en medicina del comportamiento cuando todos le decían que era una locura. Tres años después, tiene lista de espera y cobra honorarios premium porque ofrece algo que nadie más está haciendo con su nivel de dedicación.

Como independiente, puedes elegir ese nicho que te apasiona, formarte intensivamente en él y convertirte en la referencia local (o nacional) sin tener que justificar a nadie si “merece la inversión”.

Y como dijo Dido el otro día mientras yo practicaba una charla sobre especialización (bueno, en realidad estaba ladrando a un gato subido a un árbol, pero me gusta pensar que era su forma de apoyar mi argumento): diferenciarse no es un lujo, es una necesidad en el mercado actual.

6.- Puedes crear relaciones genuinas con tus clientes

Las corporaciones hablan mucho de “experiencia del cliente”, pero lo que realmente quieren decir es “proceso optimizado para maximizar el ingreso por visita”.

Una de las alegrías más grandes de ser independiente es poder construir relaciones reales, profundas y duraderas con las personas que confían en ti para cuidar de sus compañeros peludos.

Conocer sus nombres (y no solo los de las mascotas), recordar que su hijo se gradúa este año, o que acaban de mudarse y están estresados, etc. Esos pequeños detalles humanos son los que crean lealtad inquebrantable.

El otro día, mientras paseaba por el campo (uno de esos momentos en que intento mantenerme cuerdo entre tanto trabajo), me encontré con la familia Rodríguez, clientes desde hace años. Me contaron cómo su anterior veterinario, ahora parte de una cadena, ya no los reconoce cuando entran. “Es como si fuéramos números, no personas”, me dijeron.

En tu clínica independiente, puedes ser tú mismo, mostrar tu personalidad y conectar genuinamente. Eso no solo es más satisfactorio personalmente, sino que es un diferenciador brutal en términos de negocio.

7.- Tienes la libertad de alinear tu negocio con tus valores personales

Esta última ventaja es quizás la más poderosa, aunque no siempre la más visible en el día a día.

Como dueña de tu clínica, puedes asegurarte de que cada decisión refleje lo que realmente te importa. ¿Sostenibilidad? Puedes implementar prácticas ecoamigables sin tener que justificar el ROI. ¿Bienestar animal por encima de todo? Puedes negarte a realizar procedimientos que van contra tus principios.

Una veterinaria que conozco decidió ofrecer servicios gratuitos una vez al mes para personas sin recursos. “Es mi forma de devolver algo a la comunidad”, me explicó. En una corporación, esta iniciativa habría necesitado aprobación de múltiples departamentos y probablemente habría sido rechazada por “sentar un precedente costoso”.

Otra colega ha establecido una política de precios escalonados para hacer accesible la atención veterinaria a más familias. Una decisión que refleja perfectamente sus valores personales sobre la equidad.

Ojo, es una opción como cualquier otra. Como si quieres cobrar por adelantado las citas previas o un suplemento por consultas sin citas. Es tu decisión y nadie te va a decir nada.

Y lo más hermoso es que estas decisiones basadas en valores acaban atrayendo a clientes que comparten esa misma visión del mundo. Creas una comunidad, no solo una cartera de clientes.

¿Y ahora qué? Cómo maximizar tu independencia

Si estás asintiendo con la cabeza mientras lees esto, probablemente ya estás aprovechando algunas de estas ventajas. Pero déjame compartirte tres acciones concretas para sacarles aún más partido:

  • Identifica qué hace única a tu clínica y comunícalo sin miedo. No intentes parecerte a las grandes cadenas; tu diferencia es tu fortaleza.
  • Revisa tus procesos y pregúntate: “¿Esto lo hago así porque es lo mejor o porque ‘siempre se ha hecho así’?” La libertad de cambiar lo que no funciona es tu ventaja competitiva.
  • Conecta con otras clínicas independientes para compartir recursos e ideas. Juntas podéis competir
    en áreas donde individualmente sería difícil.

Mira, no voy a mentirte. Ser independiente es duro.
Hay días en que miras ofertas de empleo de 9 a 5 con la misma desesperación con que mi Dido mira el jamón serrano.

Pero en esos momentos, recuerda estas ventajas. Recuerda por qué elegiste este camino. Recuerda que estás construyendo algo que refleja quién eres y qué te importa, no los objetivos trimestrales de una junta directiva a 500 kilómetros de distancia.

Como si quieres cambiar el horario y trabajar solo de mañanas, o cerrar de una vez los sábados, para tener fines de semana como la gente normal.
¿Qué ventaja de ser independiente valoras más tú? Me encantaría saber tu opinión.

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