Dra. Carmen Lorente Méndez
DVM, PhD. Diplomada europea en dermatología veterinaria por el ECVD (DipECVD) y Diplomada por la OCV (Dipl.OCV) en Dermatología Veterinaria. EBVS® European Specialist in Veterinary Dermatology.
Presidenta de la Asociación de Veterinarios Especialistas Diplomados de España (AVEDE)
¿Cuál es tu balance tras los primeros meses en la presidencia de AVEDE?
El balance es positivo, aunque ciertamente ha sido una etapa increíblemente intensa. Hay mucho trabajo por hacer, y el avance es lento pero constante: debemos avanzar paso a paso, consolidando la asociación y dando visibilidad a la función y a la labor del Diplomado Veterinario. Los primeros meses han servido para ordenar cuestiones internas, reactivar la actividad de la asociación, acercarnos más a nuestros socios y reforzar nuestra presencia institucional. Hemos contactado con colegios veterinarios, organizaciones profesionales y otros colectivos, y seguimos trabajando para acercar la figura del diplomado a toda la profesión veterinaria. A pesar de las dificultades, y de que aún queda mucho por hacer, AVEDE está cada vez más viva y más presente.
Formas parte del Comité de Crisis Veterinario creado este año tras la entrada en vigor del RD 666/2023 e integrado por representantes de todas las asociaciones profesionales. ¿Qué actividades estáis llevando a cabo y cómo estás viendo su evolución?
El Comité de Crisis Veterinario nació como respuesta urgente al RD 666/2023, una norma que ha impactado negativamente en el ejercicio clínico. Las principales preocupaciones giran en torno a la pérdida de criterio clínico, las restricciones terapéuticas, el régimen sancionador y las dificultades para acceder a medicamentos en los centros.
Desde su creación, el Comité ha coordinado esfuerzos entre asociaciones, colegios y otros actores clave. Se han analizado los efectos reales del reglamento, elaborado alegaciones, propuesto medidas correctoras y trasladado una visión técnica y realista a las autoridades. Paralelamente, se ha movilizado al sector: manifiestos, concentraciones, manifestaciones, campañas, acciones divulgativas, y actualmente se impulsa una Iniciativa Legislativa Popular (ILP).
El Comité ha demostrado que, como profesión, podemos organizarnos, sumar fuerzas y defender una práctica basada en la ciencia, el bienestar animal y la salud pública. Aunque las administraciones han introducido cambios menores, no se han abordado reformas estructurales. Estamos en un momento crítico y debemos seguir unidos y firmes para que la voz de la veterinaria sea escuchada y valorada.
¿Qué opinas de los cambios que se han introducido recientemente en el RD 666/2023 (Real Decreto 767/2025)?
Aunque se ha abierto un canal de diálogo, los cambios del RD 767/2025 son mínimos e insuficientes. El texto original del RD 666/2023 presentaba graves deficiencias, y los ajustes no corrigen los problemas de fondo. El enfoque sigue siendo restrictivo y alejado de la realidad clínica.
No se reconoce la singularidad del medicamento veterinario, ni el papel fundamental del botiquín veterinario, especialmente en urgencias o zonas rurales. El farmacéutico no puede asumir funciones clínicas que corresponden al veterinario. Tampoco se han resuelto las deficiencias del sistema PRESVET ni se ha eliminado la presión del régimen sancionador.
Algunas mejoras han aliviado parcialmente a veterinarios de animales de producción, pero el criterio clínico sigue limitado, y afecta a los clínicos de todas las especies. No ha habido una reforma real.
Además, este RD pone de relieve un problema estructural: ¿quién debe legislar sobre la clínica veterinaria? Hoy las competencias están en Agricultura, pero reclamamos que estén en Sanidad. Legislaciones futuras deben alinearse con nuestra función como sanitarios.
Desde el Comité de Crisis se plantean tres reivindicaciones urgentes: permitir la venta al por menor de medicamentos en cantidades ajustadas al tratamiento; reconocer el derecho a adaptar posología, vía o duración según criterio clínico y evidencia; y que la clasificación AMEG de antibióticos tenga carácter orientativo, no obligatorio.
En AVEDE habéis iniciado actividades formativas en colaboración con AMVAC, Propet y colegios profesionales. ¿Qué papel juegan estas alianzas para AVEDE?
Contactos con otras asociaciones y colegios son clave para AVEDE. Representamos a los diplomados europeos y americanos, un grupo reducido, pero altamente cualificado dentro del amplio colectivo veterinario. Por eso, colaborar con asociaciones como AMVAC y los colegios profesionales nos permite tender puentes, generar sinergias y avanzar hacia una integración real de los diplomados en la profesión.
Nuestro objetivo es dar visibilidad al valor que aportan estos especialistas, no solo en clínica, sino también en educación, industria o administración. La figura del diplomado sigue siendo poco conocida fuera del entorno académico o hospitalario, y creemos que estas colaboraciones son fundamentales para acercarla al conjunto de la sociedad veterinaria.
Además, la formación es uno de los campos naturales de un diplomado. Compartir conocimiento y facilitar el aprendizaje de otros colegas es parte de nuestra responsabilidad. Por eso, hemos comenzado a desarrollar actividades: son los primeros pasos de un camino que seguiremos construyendo.
Con respecto a la colaboración entre clínicos generalistas y diplomados. ¿Qué barreras existen hoy para que esa relación fluya de forma natural?
Una de las principales barreras es el desconocimiento. Muchos veterinarios aún no saben qué implica ser diplomado, el tipo de formación que conlleva o en qué situaciones puede aportar un valor diferencial. A veces también se percibe cierta distancia o jerarquía, cuando en realidad la especialización debe entenderse como un recurso complementario, no como una competencia.
Puede que de base exista cierta preocupación por perder al paciente tras una derivación, pero la experiencia demuestra lo contrario: derivar a tiempo mejora la precisión diagnóstica, permite tratamientos más eficaces y fortalece la relación con el propietario, que valora el compromiso del veterinario que remite. El cliente siempre vuelve a su veterinario de confianza cuando siente que su animal ha recibido la mejor atención posible.
Esto también forma parte de la formación continua: aprender a reconocer cuándo un caso debe ser derivado, y asumir que todos tenemos límites según nuestro recorrido profesional. Cada veterinario deriva según su formación y experiencia previa: algunos antes a un dermatólogo, otros a un internista, un oftalmólogo o un traumatólogo. Pero si el diagnóstico no es claro o el tratamiento no funciona, es responsabilidad del clínico plantearse si ese animal necesita ser visto por alguien con mayor especialización en esa área.
Otra dificultad es la falta de canales formales que faciliten esta colaboración. Hoy en día, las relaciones entre clínicos y especialistas dependen de la iniciativa individual o la cercanía geográfica. Desde AVEDE queremos favorecer esa conexión, generar confianza y construir puentes reales entre profesionales, porque el intercambio de conocimiento mejora la atención a los animales y fortalece a la profesión en su conjunto.
La especialización debe ser vista como una aliada, no como una amenaza.
¿Por qué crees que aún cuesta que se reconozca el papel de los diplomados dentro del sector veterinario español?
En parte porque el sistema profesional en España no ha evolucionado al mismo ritmo que el desarrollo del proceso de especialización veterinaria europeo. La figura del diplomado, con su exigente proceso de residencia, supervisión y acreditación internacional, sigue siendo poco conocida dentro del propio sector. Esto dificulta su integración efectiva en estructuras clínicas, académicas o institucionales, y genera una falta de visibilidad que afecta tanto a los compañeros como a los propios propietarios.
Un paso importante ha sido el reconocimiento, por parte de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), de los niveles profesionales, situando al diplomado en el grado más alto de cualificación. Desde AVEDE seguiremos trabajando para consolidar esta estructura, dar visibilidad a los diplomados y actuar con una voz unificada frente a la profesión, las instituciones y la sociedad.
¿Cuál es la situación normativa del reconocimiento de las especialidades veterinarias en España? ¿Qué papel debería asumir el Ministerio de Sanidad?
Actualmente, en España no existe un sistema oficial de reconocimiento de especialidades veterinarias, como sí ocurre en medicina humana. Aunque contamos con profesionales altamente cualificados —diplomados por colegios europeos (EBVS) o americanos (ABVS)—, sus títulos no tienen un reconocimiento legal que los encuadre dentro de una especialidad oficialmente establecida, lo que genera un vacío normativo y administrativo.
Desde AVEDE creemos que esta situación debe abordarse de forma urgente. La administración española no puede seguir ignorando un modelo de especialización que ya está consolidado y regulado en el ámbito internacional, y que garantiza competencia clínica, formación continua y excelencia profesional.
Además, este debate se enmarca en una cuestión estructural: la adscripción de la profesión veterinaria al Ministerio de Agricultura, cuando por naturaleza somos profesionales sanitarios. La salud animal, con impacto directo en la salud pública y ambiental, requiere una regulación desde el enfoque sanitario. One Health sin veterinarios no tiene sentido.
El Ministerio de Sanidad debería asumir un papel coordinador en este proceso, en colaboración con el Ministerio de Agricultura y con el Consejo General de Colegios Veterinarios. Reconocer oficialmente las especialidades veterinarias es una cuestión de salud pública, de calidad asistencial y de alineamiento con los estándares europeos. Necesitamos voluntad política y una estrategia clara para incorporarlas de forma ordenada y efectiva al sistema veterinario español.
¿Qué desafíos ves a medio plazo para los diplomados en España? ¿Y qué oportunidades destacarías?
Uno de los principales desafíos es lograr el reconocimiento oficial de las especialidades veterinarias y facilitar la integración real de los diplomados en estructuras clínicas, académicas y administrativas. También es clave aumentar la visibilidad de su labor y fomentar relaciones de confianza con los clínicos generalistas, de modo que el trabajo conjunto fluya de forma natural y complementaria. Y, por supuesto, seguir formando especialistas sin perder el rigor y la calidad que caracterizan a los colegios europeos y americanos.
En cuanto a las oportunidades, el abanico es amplio. Los diplomados pueden desempeñar un papel clave no solo en la clínica, sino también en la docencia, la investigación, la formación continua o el asesoramiento técnico a instituciones y empresas. Estas oportunidades son cada vez más evidentes, ya que hay una creciente conciencia sobre la importancia de la formación especializada y un interés real, por parte de muchos veterinarios, en seguir ampliando sus competencias.
Además, cuando los profesionales se enfrentan a casos clínicos complejos, se refuerza la comprensión de que la medicina veterinaria de excelencia requiere del trabajo conjunto entre generalistas y especialistas. La formación y el conocimiento no solo capacitan, sino que también permiten reconocer nuestras propias limitaciones y valorar el papel complementario del otro.
El futuro de la especialización está lleno de posibilidades, siempre que toda la profesión veterinaria trabaje unida y sepamos generar valor conjunto.
¿Qué mensaje te gustaría trasladar a los veterinarios clínicos de pequeños animales que aún no conocen bien qué es AVEDE ni cómo puede ayudarles?
AVEDE es una asociación que agrupa a diplomados y residentes de los colegios europeos y americanos, pero nuestra labor va mucho más allá de nuestra propia estructura. Nuestro objetivo es estar al servicio de toda la profesión veterinaria, compartiendo conocimiento, colaborando en el manejo de casos complejos y ofreciendo formación avanzada que sea útil y aplicable en la práctica clínica diaria.
Queremos que se entienda que la excelencia no es patrimonio de unos pocos, sino el resultado del trabajo colectivo. La excelencia está en el veterinario generalista que atiende con rigor y dedicación, en quien empieza con ilusión su carrera, en quien lleva décadas de experiencia, y también en el especialista, que aporta conocimiento, experiencia y una formación altamente especializada. Cada uno, desde su ámbito, suma al conjunto de la profesión si trabaja con responsabilidad, criterio clínico y base científica.
Desde AVEDE queremos tender puentes, construir confianza y facilitar ese intercambio. Porque cuando colaboramos y compartimos lo que cada uno sabe hacer bien, ganamos todos: los veterinarios, los animales y la sociedad.
Sheila Riera
Balto






